Cultura
corporativa
Resistencia
que se comparte.
La historia
reciente de la música ha estado regida por un principio tácito, el cual ha sido
aceptado por las generaciones precedentes y por las nuevas, las cuales aceptan
su nuevo rol cuando les toca el turno, de manera que hablando exactamente del
siglo XX se ha rotulado la música de las nuevas generaciones como
"diabólica", "viciosa", "degenerada",
"vulgar" por decir lo menos (estamos hablando del Swing, del Jazz,
del Rock & Roll, de la Psicodelia, del Progresivo, del Reggae, del Heavy
Metal, del New Wave, del Rap, llaménlo como quieran), de está manera se formó
un ciclo en el cual la llegada de un nuevo tipo de música o de un nuevo ritmo
que
comienza a ser aceptado por un amplio sector de la población joven
principalmente, enfrenta un rechazo manifesto por parte de la generación
precedente, lo cual es comprensible cuando se hace para mantener el status quo,
que ha llegado a ser sino aceptado del todo, si cómodo para está generación;
este nuevo advenimiento implica un cambio de usos y costumbres, un cambio de
mentalidad, de actitud, de vestimenta, de perspectivas, de suenos y esperanzas,
lo que implica a su vez un reacomodo de ordenes y posiciones que cada vez se
volvía más frequente debido a la rápida sucesión de ritmos, tendencias y modas
musicales.
Debido a esto hoy estamos inmersos en un torbellino de
estilos y modas que conllevan su propia avalancha-parafernalia que se manifesta en productos “acorde a la
ocasión”, pero , por qué estos cambios se suceden con mayor rapidez?, por qué
ahora los estilos no alcanzan a hechar raíces profundas en el gusto y en la
mente de las personas?, por qué esta maremagnum de tendencias a la vez?;
podemos culpar a la tecnología por el
hecho de que los medios de comunicación son cada vez más y mejores, además de
cada vez es mayor el número de personas que tienen acceso a ellos, pero no todo
es culpa de la tecnología aunque cumple con su cuota de responsabilidad,
tampoco la diversidad cultural es la culpable al haber tantas formas de
expresión y tantas músicas alrededor del mundo´sino al contrario, en la
variedad esta el gusto.
En realidad el
verdadero responsable es la comercialización desmedida utilizada por un punado
de companias multinacionales que en su afán corporativo controlan la mayor
parte del mercato musical; con sus armas "multimedia" estos gigantes
corporativos (AOL Time Warner, Vivendi Universal, Walt Disney, etc) están
quebrando el ciclo que permitía la adaptación y la renovación de la cultura
popular, qué pasará cuando lo que ahora llamamos música no lo sea más?, cuando
los instrumentos sean reemplazados por máquinas, artistas por productores,
conciertos por actividades promocionales, discos por archivos computacionales?
(lo cual no quiere decir que no puedan convivir y cooperar, el asunto es el
reemplazo); se puede decir que son los signos de los tiempos, que son los
nuevos roles o que simplemente es " lo de hoy", pero el problema se
centra en la manipulación comercial cuando el objetivo es lo artístico/musical.
Todavía la década pasada vimos surgir manifestaciones musicales populares
genuinas, y que al ser comprobado su potencial comercial, se capitalizaba, se
empaquetaba y se vendía como cualquier producto, el cual era usado hasta que se
desgastaba de una u otra forma; ahora estas “manifestaciones” son calculadas
desde su concepción, o sea son planeadas desde el principio, la investigación
de mercado ha reemplazado a la investigación de sujeto (humana) para conocer
sus necesidades y sus gustos. Es escalofriante ver que la “cultura corporativa”
es lo suficientemente lista para tratar
y llegar más allá de las llamadas “líneas de acción” que observa al mismo
tiempo que crea, pero que a la vez es sencillo de explicar: el mundo
corporativo está conforme con una audencia cautiva en la cual pueda invertir
con la garantía de que obtendrá más que el dinero que invirtió; eliminando las
consideraciones artísticas, filosóficas, éticas y emocionales de la manera en
que opera, la máquina corporativa ha logrado un sistema que se alimenta a sí
mismo y no busca más, donde la comercialización es el propio acto de
comercializar (vender música que anuncia ropa, que anuncia bebidas, que anuncia
películas, que anuncia música,etc).
Aunque las perspectivas sean funestas en la actualidad, hay opciones más
que soluciones al problema; el factor humano es el que en realidad nos puede
dar visos de poder enfrentar una situación donde la maquinaria corporativa
tiene el control completo del ciclo, desde la producción hasta el consumo, que
a veces parece ser más veloz que los propios acontecimientos y que puede producir un estancamiento y
El libre albedrío es a lo que aún
no se ha podido poner control, aún existen verdaderas manifestaciones
artísticas que nos mueven de manera inexplicable, existen verdaderos artistas
que pueden tocar a la audiencia con un sin fin de emociones compartidas, y lo
más importante, existen personas que están dispuestas a tomarse la molestia de
hacer lo necesario para alcazar y experimentar el arte en alguna de sus formas.
La voluntad de cada quién es lo que hace la diferencia; la voluntad de no irse por el camino fácil,
elegir lo que uno quiera oír y hacer, el trabajo de ir por lo que se quiere,
alcanzarlo y el esfuerzo de compartir esa sensación con alguien más, lograr que
la experiencia sea compartida. Eso es lo que puede hacer la diferencia