El sueño idealista de La ruta de la
seda
de Russ Ulbricht
de Russ Ulbricht
Por:
Naief Yehya
Como muchos otros ciberrebeldes y
tecnoanarquistas libertarios, Russ Ulbricht desconfiaba de todas las formas de
la autoridad y la represión estatal. Ulbricht estudió ingeniería y ciencias de
materiales y obtuvo calificaciones sobresalientes. Pero una vez terminados sus
estudios encontró ese campo de la física profundamente árido y decidió
reorientar su atención hacia las cripto divisas, sistemas monetarios
alternativos, digitales, descentralizados, para el intercambio de bienes y
servicios cuyo valor depende exclusivamente de factores del mercado y de la
criptografía, así como de la producción y verificación colectiva. La más famosa
y representativa de estas divisas es Bitcoin. Ulbricht imaginaba que gracias a
este tipo de herramientas era posible crear mercados anónimos, donde la gente
pudiera adquirir cualquier cosa sin dejar rastro a la policía, a los
inspectores fiscales o a cualquier otro entrometido. Inicialmente experimentó
vendiendo libros en línea, pero poco a poco decidió que la mercancía ideal para
un mercado transgresor como ése debían ser drogas ilegales; de tal manera pondría
en evidencia no sólo la posibilidad de una reorganización económica sin más
reglas que las leyes de la oferta y la demanda, sino también la inutilidad de
la costosa, manipuladora y sangrienta guerra contra las drogas.
En enero de 2011, Ulbricht finalmente subió su sitio a la red.
Inicialmente lo llamó Underground Brokers, pero luego cambió a Silk Road (SR). Para acceder a
este mercado era necesario el uso del programa anonimizador Tor o equivalentes.
Una de las primeras transacciones que tuvo lugar en ese espacio fue que Russ
vendió cinco kilos de hongos alucinógenos que él mismo sembró y cosechó. Al
poco tiempo numerosos vendedores y compradores comenzaron a integrarse y a dar
forma a un auténtico bazar virtual que Ulbricht administraba manualmente. El
sitio creció de manera fabulosa y para junio de ese mismo año ya se había
convertido en una especie de eBay subterráneo donde se podían adquirir los
productos clandestinos más exóticos, como aquellos que enumera Joshuah Bearman
en su artículo en Wired, “The Rise and Fall of Silk Road”: “Cocaína
colombiana escama de pescado, heroína afgana núm. 4, LSD fresa, hash caramelo, copos de cocaína
Mercurio sin cortar, XTC estrella de la
invencibilidad, MDMA Mitsubishi blanco,
heroína alquitrán negro u orozuz del diablo.” Aparte de eso circulaban ahí toda
clase de fármacos, opiáceos y antidepresivos y toda clase de medicamentos
codiciados. El sitio estaba hecho de manera relativamente amateur, por lo que
con el brutal incremento de tráfico y la circulación de grandes cantidades de
dinero, requirió de una reprogramación profesional.
La Ruta de la Seda para Ulbricht era un negocio, pero también era un
experimento social, un ejercicio purista de libertad extrema. Casi todo se
valía en ese mercado, con la excepción de pornografía infantil, artículos
robados y cualquier cosa que causara daño a terceros. Russ se fue convirtiendo
en el gurú de SR y una figura de
culto. En febrero de 2012, Russ adoptó el nombre de Dread Pirate Roberts (el
Temido Pirata Roberts) inspirado en el personaje del filme Princess Bride, de Rob Reiner, un personaje que no es
un hombre, sino una serie de individuos que se ocultan tras de una máscara. Más
que un simple administrador, el Pirata era un ideólogo que sostenía debates en
torno al poder del Estado, el control económico y los límites de la libertad,
por lo que eran comunes las discusiones sobre la legitimidad de vender armas,
órganos humanos, esclavos, o contratar asesinos a sueldo.
Servicio al cliente
La disponibilidad, facilidad de uso, seguridad y la posibilidad de los
usuarios de calificar y reseñar a los vendedores, compradores y los productos,
creaba un sistema de confianza sin precedente en el mundo de la droga que, más
que consumidores satisfechos, generó masas de seguidores devotos. SR no pasó inadvertido y pronto el Pirata
Roberts descubrió que numerosos agentes de Homeland Security, el Servicio
Secreto, el FBI y la DEA estaban decididos a encontrarlo para
destruir su trabajo. El propio senador de Nueva York, Charles Schumer, organizó
una cruzada contra SR. Ulbricht era disciplinado y
extremadamente cuidadoso; sin embargo, como sucede siempre, cometió un error.
Ulbricht aseguraba que sr nunca sería encontrado, pero un problema de
programación filtraba de cuando en cuando la dirección IP del sitio o la etiqueta de protocolo de
internet. Un día, un agente obsesivo y atento tuvo suerte y astucia y la
detectó.
La utopía libertaria de un mercado “sin
fricción”, en el que cualquier producto podría ser comprado o cambiado sin
dejar huella, era el primer paso de Dread Pirate Roberts para la construcción
de una sociedad más igualitaria y justa. El delirante bazar llamado Silk Road
en la deep web (el gigantesco
espectro de internet no indexado que es miles de veces más grande que el web
“superficial”) era una teoría económica puesta en acción. Este sitio, que
habría de volverse un imperio (con más de un millón de usuarios registrados y
en el que circularon más de mil millones de dólares), le generó en menos de
tres años cerca de 20 millones de dólares en ganancias netas a su creador,
Ross Ulbricht, quien bajo el nom d’internet Dread Pirate Roberts o DPR, administraba las operaciones comerciales del sitio pero también lo utilizaba como tribuna para predicar sus ideas, inspiradas en el trabajo del economista austríaco Ludwig von Mises. Ahí Ross estableció contacto con un agente de la DEA, Carl Force, quien se hacía pasar por Eladio Guzmán, alias Nob, un supuestonarco puertorriqueño. A pesar de que Ulbricht sabía que numerosos agentes trataban de infiltrar el sitio, Nob logró convencerlo de la autenticidad de sus credenciales en el mundo del crimen y se ganó su confianza. Al poco tiempo tenían algo parecido a una amistad. Nob le aconsejaba cómo manejar el negocio y cuando DPR comenzó a desconfiar de uno de sus empleados, Curtis Green (primero se enteró de que había sido arrestado, por lo que temió que lo hicieran confesar, y después, porque aparentemente se había robado el equivalente a 350 mil dólares en Bitcoin), le ofreció eliminarlo por 80 mil dólares.
Ross Ulbricht, quien bajo el nom d’internet Dread Pirate Roberts o DPR, administraba las operaciones comerciales del sitio pero también lo utilizaba como tribuna para predicar sus ideas, inspiradas en el trabajo del economista austríaco Ludwig von Mises. Ahí Ross estableció contacto con un agente de la DEA, Carl Force, quien se hacía pasar por Eladio Guzmán, alias Nob, un supuestonarco puertorriqueño. A pesar de que Ulbricht sabía que numerosos agentes trataban de infiltrar el sitio, Nob logró convencerlo de la autenticidad de sus credenciales en el mundo del crimen y se ganó su confianza. Al poco tiempo tenían algo parecido a una amistad. Nob le aconsejaba cómo manejar el negocio y cuando DPR comenzó a desconfiar de uno de sus empleados, Curtis Green (primero se enteró de que había sido arrestado, por lo que temió que lo hicieran confesar, y después, porque aparentemente se había robado el equivalente a 350 mil dólares en Bitcoin), le ofreció eliminarlo por 80 mil dólares.
¿Ideólogo o demagogo? De ser esto cierto, en el momento en que el
miedo y la paranoia llevaron a Ross a aceptar la propuesta de Nob, el idealismo de Silk Road se desplomó y sólo quedó una corporación
criminal. Según Joshuah Bearman, en su artículo de Wired, no le tomó demasiado tiempo a Ulbricht decidir la ejecución de uno de
los miembros de esta comunidad. Podemos suponer que la distancia imaginaria
entre el mundo real y el digital podría hacer que parezca menos grave ordenar
matar a alguien en línea; sin embargo, semejante decisión parece totalmente
ajena a la naturaleza de Ulbricht, quien vivía en una austeridad extrema y
jamás fue violento. Con la fama y el éxito se multiplicaron los problemas: spammers, ladrones, el fluctuante valor del Bitcoin,hackers hostiles que buscaban extorsionarlo (a
veces tenía que pagar 50 mil dólares al mes por protección), sitios
competidores agresivos y ostentosos, como Atlantis, y ataques rutinarios de
negación de servicio. Force le envió fotos de Green “muerto” y cobró el resto
de su comisión. Tenía ahí ya suficientes pruebas para meterlo a la cárcel, si
sólo lograba descubrir su identidad. A este falso asesinato siguieron
supuestamente otros, como uno encargado a un presunto pandillero de los Hell
Angels para eliminar a un extorsionador por 150 mil dólares. La paradoja es que
estos presuntos crímenes no están incluidos en sus cargos, sino que fue
condenado por tráfico de drogas y documentos, lavado de dinero y hackeo.
Huellas imborrables
Ulbricht era un programador autodidacta y construir un sitio de esta
magnitud estaba muy por encima de sus habilidades. Eventualmente el sistema
filtró referencias que llevaron a investigadores del IRS, DEA y FBI a localizarlo a él y a los servidores
de Silk Road. Una de las piezas del rompecabezas fue el descubrimiento
realizado por Homeland Security de una orden de identificaciones falsas con las
que Ulbricht pensaba contratar más servidores. Los agentes aseguran que
descubrieron una dirección de correo en un foro especializado, una ip que coincidía
con la de un café internet desde donde se había tenido acceso a Silk Road, un
perfil en LinkdIn, y más pistas que, gracias a la suerte y a Google, revelaron
la identidad de Ross, quien fue arrestado el 1 de octubre de 2013 en una
biblioteca mientras tecleaba como DPR. No son pocos los
expertos que no creen que una investigación semejante sea realista.
Justos y pecadores
Después de un controvertido y tumultuoso juicio, Ulbricht fue
sentenciado a cadena perpetua el pasado 29 de mayo, un evidente castigo
ejemplar. Mientras tanto, el agente Force, quien precipitó el colapso de
Ulbricht, se declaró culpable en junio de haber robado 820 mil dólares en
Bitcoin durante la investigación. Asimismo, el agente del servicio secreto,
Shaun Bridges, aceptó haber robado y lavado dinero en este caso. La familia
Ulbricht creó el sitio freeross.org y sigue luchando por una apelación y un nuevo juicio.