Ted Bafaloukos nos enseño todo lo que
sabemos sobre Jamaica
Entrevista por: Tassos
Breakoulakis, retrato por Freddie E.
Fotos de Theodoro Bafaloukos
Theodoros Bafaloukos escribió y
dirigió Rockers, el film que por su propia cuenta, hizo algo interesante de
Jamaica y el reggae para los blancos que se la pasaban tirados en el sillón,
sus hijos mariguanos y algunos cuantos punks británicos con guitarras. Hoy, Ted
no es tan reclusivo, pero si mas aislado, pasando la mayoría de su tiempo en la
casa de su infancia, en la alejada isla griega de Andros. Treinta años después,
hicimos el viaje para esta, su primera entrevista impresa. Adicionalmente a los guiones y películas,
bafaloukos también fue diseñador de producción de tres directores ganadores del
premio Oscar (Barry Levinson, Errol Morris y Jonathan Demme) y ha ayudado a
concebir muchos videos musicales, incluyendo ese de Aerosmith donde Alicia
Silversone salta en bungee desde un puente y luego le pinta un dedo a Stephen
Dorff.
Después de un breve tour de su casa,
cientos de pinturas e imágenes de serpientes adornan las paredes, se sentó con
nosotros y hojeo algunos álbunes fotográficos. Muchos de cuando filmo Rockers.
Todo un tesoro de archivo.
¿Cómo llegaste a Jamaica?
Fui en 1975 como un fotógrafo
freelance para Island Records con un amigo, un tipo que estaba metido en la
escena del reggae. Tomamos fotos de caras alrededor de la isla. Fue interesante
y emocionante. También fue divertido porque me arrestaron por ser espía de la
CIA.
Oh, no ¿Qué sucedió?
Fui a una estación de radio a hablar
con alguien de la comunidad. Quería pedirle equipo y ayuda para grabar un
documental, que era lo que originalmente quería hacer allá. Iba en un carro con
un amigo, el conducía, cuando de repente, de la nada un hombre mete su mano por
la ventana, toma mi cuadernillo del bolsillo en mi pecho y corre a un edificio
gritando “¡CIA, CIA!”. Bajé y corrí tras él, cuando regresé, mi amigo había
desaparecido del carro. Sentí miedo. Me encontré completamente solo y rodeado
por extraños. Los amigos que se habían ido me dijeron después que se habían ido
aterrorizados. Hablamos de un tiempo en el que el miedo reinaba y todos vivían
atemorizados.
¿Cuándo intervino la policía?
Aparecieron dos Jeeps, llenos de policías,
algunos uniformados, otros se veían solo como rompe-bocas. Los que se veían más
malos bajaron con Uzis y me arrestaron. Me subieron al Jepp y me pasearon por
las calles a baja velocidad para que pudieran ver que habían arrestado a un
agente de la CIA. Me llevaron a la estación de policía, donde resultó obvio que
no tenían idea que hacer conmigo. Así que me llevaron con otra persona, que me
entrevistó.
¿Una entrevista?
Un interrogatorio. Cuando entré en el
cuarto, el interrogador estaba sentado detrás de un escritorio con mi
cuadernillo junto a él. Me acerqué, levanté el cuadernillo y me lo guarde en el
bolsillo.
Huevos. ¿Qué había en el cuadernillo?
Las direcciones de todas las personas
que había conocido en la isla, la mayoría músicos. Les había prometido
enviarles fotografías cuando regresara a Estados Unidos, lo cual posteriormente
hice.
¿Te liberaron inmediatamente?
Después de que deje el cuaderno en mi
bolsillo, el tipo no hizo nada.
Le respondí sus preguntas pero el
tipo no sabia ni que preguntarme. Probablemente hizo algunas llamadas
telefónicas y se dio cuenta que todo era un error.
Viendo tus fotos de la época, la verdad es que tenías más aspecto de
protagonista de una película porno zapatista que de agente de la CIA.
¿Por qué? ¿Qué aspecto tiene un
agente de la CIA? (risas) Yo tenia pasaporte griego, y eso me hacia aun mas
sospechoso. Se lo llevaron y me dejaron allí durante lo que me pareció una
eternidad. Vino otro tipo para interrogarme pero, de nuevo, esto no llevó a
nada, serian las 10 o las 11 de la noche cuando, de repente, un tipo blanco
apareció y dijo, “Vete, sólo lárgate”. Yo le pregunté, “¿Donde esta mi pasaporte?”
y el respondió, “Que te largues de aquí”. Así que me fui. Me dirigí a la casa que estaba compartiendo y
allí estaban todos: mi amigo, Augustus Pablo, toda la pandilla. Todos más
jóvenes que yo. Me miraron asustados, como si hubiera vuelto de entre los
muertos. Básicamente, lo que me dijeron fue, “Perdón, pero esta noche vendrán a
matarte y no queremos estar cerca de aquí”.
¿Y no te estaban jodiendo?
No para nada. Cosas así sucedían normalmente.
Debido al éxito de Bob Marley existía
la idea de que todo iba sobre ruedas. Incluso para el reggae, la realidad era
otra, mucho mas dura. Y más dura aun para un tipo blanco en medio de todo aquello.
Viví allí dos años antes de empezar a filmar. Los jamaicanos que vivían en los
ghettos de Kingston eran gente inocente viviendo vidas comunes, y esto era
exactamente lo que yo quería capturar en el film: una imagen más realista de quienes
eran y quienes deseaban ser. Algo como Robin Hood. Jamaica era un mundo de fantasía
en el que la realidad como la conocíamos no podía existir.
¿A que grado?
Estas personas vivían en un entorno que les
separaba del mundo real. No tenían ningún sitio donde ir, y raras veces alguien
a quien podían llamar “papá”. Sólo hombres que tenían relaciones con mujeres.
No había una verdadera estructura familiar. En la mayoría de los casos los niños
no eran reconocidos, y aunque crecieras con una madre no disponías de apoyo de
ningún tipo, porque el entorno era realmente duro. Todo el mundo intentaba
ganarse la vida como podía, a duras penas, y para los niños era prácticamente
imposible que de una situación así surgiera otra cosa que no fuera tolerancia
hacia la violencia y una mentalidad pandillera. Pero hay que destacar que
también había mucha gente que vivía en esas condiciones de forma pacifica y
productiva. Eso es importante.
¿Qué le pareció Jamaica a alguien de Andros y Nueva York?
Realmente exótica. Una experiencia
inusual.
¿Aun más inusual que Nueva York? Lo
digo porque tú naciste en un pequeño pueblo griego, muy distinto a la Gran
Manzana.
Me mudé de Andros a Atenas a los 17
años. Dejé esta misma casa. La mesa en que nos sentamos es la misma que tenia
entonces. Fui afortunado, mi padre era un hombre abierto de miras y me
aconsejó, sin meterme presión, que me inscribiera en la Escuela de Diseño de
Rhode Island, una de las más destacadas del mundo.
¿Cuándo fue eso?
Entre 1964 y 1968. La época del sexo,
las drogas y el rocanrol. Después de estudiar, volví a Grecia, durante la junta
para servir en el ejército. Durante ese tiempo me casé con Eugenie. Este año
nuestros 39 de casados. Después de mi descarga del ejército nos fuimos a
Minnesota, después tomamos nuestras cosas y nos mudamos a Nueva York. Nos
hicimos bohemios. Vivíamos en Tribeca, en un edificio abandonado.
¿Cómo te ganabas la vida?
Trabaje en varias cosas de freelancer
y Eugenie en la industria textil, como diseñadora. Básicamente me mantenía
ocupado reparando el edificio y desempeñando distintas labores ocasionales.
Trabajaba de fotógrafo cuando la revista New York me encargó un retrato de un
joven Jamaicano que iba a tocar en el Tropical Cove, un local bastante culero
de Brooklyn. Fui allí y apareció Augustus Pablo tocando una melódica. Me quedé
hipnotizado. Fue el primer jamaicano al que conocí.
¿Qué sabías entonces del reggae?
Había oído por
casualidad a Bob Marley en 1974, cuando todavía estaba con los Wailers. De
camino a Minnesota, Eugene y yo nos detuvimos unos días en Chicago para visitar
a una amiga. Una noche dijo, “Vamos a ir a un club en el que hay música
interesante”. Era Bob Marley. Fue un concierto increíble.
¿Qué música escuchabas?
Muchas cosas. Sobre todo rock y
R&B. Mi esposa tenía dos hermanos que tocaban la guitarra. Y mucho blues,
por supuesto. Si en mi corazón sólo hubiera espacio para un tipo de música,
sería el blues. Todo comenzó de un modo, digamos, extraño, a través de mi
pasión por la Rebetika.
La Rebetika, esa forma griega de
blues.
Lo que me pasó con la rebetika y el
blues me volvió a pasar con la música de Bob Marley. Ya conocía el Rocksteady y
el Ska, pero fue al escuchar a Augustus Pablo cuando me di cuenta de que había
allí algo muy profundo, algo que estaba por encima, más allá de lo que se
escuchaba. El reggae tenía profundidad musical y una gran variedad de sonidos.
Si te fijas en el reggae que se hizo de finales de los 60´s y a principios de
los 70´s, no creerías que sus autores fueron unos tipos de veinte años, siempre
los mismos. Ska, Rocksteady, Reggae, Rocker, Dub… Todos los géneros emergieron
simultáneamente y de manos de un mismo puñado de músicos.
¿Siempre eran las mismas personas?
La gente que generó el ska también
generó el reggae. No eran más que dos o tres bateristas, guitarristas y
bajistas. La calidad de los cantantes, su habilidad para inspirar a los
músicos, era un factor crucial. El sonido estaba ahí; lo único que faltaba eran
los pequeños 45 rpm, que tenían que cortarse tan rápidamente como fuese posible
–en dos horas, o incluso en media hora-, de manera que los costos se
mantuvieran en lo mínimo. Las grabaciones se hacían en estudios rudimentarios,
las nuevas canciones se probaban en sesiones de baile al aire libre durante los
fines de semana, y los músicos viajaban en furgonetas abarrotadas de
amplificadores y bocinas enormes. Era música de consumo inmediato. Más tarde
empezaron a grabar 45 rpm in situ, y a venderlos en unas pocas tiendas y
mercados. Así funcionaba. También se vendían en Inglaterra. Y en Estados
Unidos, en menor cantidad.
Inglaterra siempre estuvo abierta al reggae.
Si el hecho de que Jamaica hubiera
sido colonia británica jugó un papel importante. Por una cuestión de pasaportes
y permisos de residencia, para un jamaicano era más fácil entrar en Inglaterra
que a los Estados Unidos. Y los ingleses habían absorbido el reggae en mayor
grado. En esto, grupos como The Specials y The Selecter y sellos como 2 Tone
fueron de gran importancia. También creo que el punk le debe mucho al reggae.
Compartían la misma actitud. Esta es la razón de que se hicieran tantas
versiones punk de temas reggae.
¿Era aquella una escena estrictamente local? ¿Estaba limitada a una
especie de ghetto?
En Jamaica, los ghettos eran barrios
de bloques de edificios construidos unos al lado de otros, formándose patios
entre ellos. Como Atenas en los años 20 y 30, o como los poblados africanos. En
estos barrios se creaban estructuras sociales que funcionaban de forma separada
al contexto mas amplio, y con esto me refiero al gobierno, la policía, el
ejercito y el sistema judicial. Las estaciones de radio locales apenas
programaban reggae. Ponían música soul y disco, igual que los clubes.
¿No apoyaban su propia escena?
No era su escena, porque nadie estaba
haciendo dinero con ella. Los pocos que ganaban algo eran los propietarios de
Sound Systems. De hecho, detrás de casi todas las primeras referencias estaban
las mismas dos personas: Coxsone Dodd (del sello Studio One) y Duke Reid (de
Treasure Isle). Las cosas cambiaron cuando el género comenzó a ganar terreno a
nivel internacional; a mediados de los 70, el reggae, tal como lo conocíamos,
desapareció. Resultaba imposible que las mismas personas estuvieran en tantos
grupos. Sólo había músicos para cinco o seis bandas. Bob Marley se llevó
consigo a algunos de los mejores. Los demás se marcharon a Nueva York y
Londres. A finales de los 70 no quedaba nadie. Podría decirse que todo llegó a
su fin con el One Love Peace Concert de 1978.
Es interesante que Rockers no ponga atención a ingredientes tan
jamaiquinos como las palmeras y las playas. ¿Algún motivo en especial para
hacer esto?
Lo hice a propósito. Mi intención con
la película era muy simple; desde el principio pensé en ella como en una
canción, y la cuestión no era qué incluir, sino qué dejar fuera. Tenia que
escoger. En una película no cabe todo. Cuando mi abuela, que nunca fue a la
escuela y era una mujer grandiosa, me veía dibujar de niño, decía “Esto está
demasiado saturado” si había incluido demasiados elementos. En este caso
intenté mantenerme dentro de un cierto marco de trabajo y no verme aq mi mismo
como un cineasta sino, en términos más amplios, como un artista.
¿Confiabas en que la película sería un éxito?
Sentía que el film iba a ser
excepcional, pero al mismo tiempo tenía mi mente fija en terminarlo. Durante el
rodaje podía suceder cualquier cosa y todo el proyecto se iría a la chingada.
Un día un niño podía jalar el gatillo y matar a otro – estamos hablando de
Kingston, un sitio en el que 600 niños fueron asesinados ese año- y eso sería
el desastre. Sería el fin. Gran parte de la población moría asesinada, la
mayoría de las veces sin motivo aparente.
¿Bajo que circunstancias se daban estos asesinatos?
Guerra de pandillas, pero es que las
pistolas estaban por todos lados. Lo creas o no, la policía no hacia nada por
controlar el número de armas en las calles. Llevar una pistola se consideraba
algo cool, e incluso ciertos políticos se hacían acompañar de un verdadero ejército
de cabrones armados. El máximo temor lo provocaban los niños de 11 y 12 años.
No podía saberse qué harían a continuación, si te iba a pegar un tiro por puro
gusto. Vivía cada día con miedo de que asesinaran a un actor o alguien del
equipo.
Realmente no. A las personas que vivían
allí y hacían música les aterraban las armas. Nadie las utilizaba. No eran
idiotas, ¿sabes? Lo que me hace ver como un héroe a Bob Marley es que regresó a
Jamaica e intento ayudar a establecer algo de orden. Por supuesto, no era algo
que podría hacer él solo, y no todo el mundo estaría de acuerdo. Hubo
reacciones muy diferentes por parte de la gente de la calle; aun así, sus
esfuerzos para lograr una tregua y que reinara la paz rindieron fruto. La
violencia cesó durante un año. Después empezó de nuevo, y antes de finales de
año los líderes de ambas bandas armadas estaban muertos. Y entonces entró en
escena la cocaína.
¿Sustituyó a la mota?
La hierba seguía ahí, pero fue la
cocaína la que mató y devastó. Había muchísimo dinero en juego; la gente se
volvió agresiva. Se mataban unos a otros. Pero aún era posible encontrar la
gente más dulce e interesante, una fábrica de expresiones en un espacio de lo
más diminuto. Ahora no estoy hablando de Kingston, sino de las casuchas pobres
que se construían, más a la manera de las favelas que a la de los ghettos. Era
en estos lugares aquí y allá donde vivían los músicos Rasta.
¿Quiénes son exactamente los Rasta?
Reggae y Rasta van de la mano y se
transformaron en una sola cosa. Se convirtieron en la razón de que para cada
hombre joven de Kingston fuese posible decir, “Si, ahora tengo una bandera,
tengo una nación, un Dios; y a ustedes los blancos, que se los lleve la verga”.
Marcus Garvey fue una figura clave en todo esto. Garvey intentó organizar a la
población negra y persuadirla de que regresara a África. “El hombre negro no es
el hombre blanco; el hombre negro pertenece a África”.
El Racismo era frecuente.
Decididamente sí. A mi me dijeron,
“Griego, no queremos nada de ti porque nada de lo que nos ofreces es tuyo. Esta
es mi vida, y mi vida es negra; con tus intenciones no puedes mejorarla. Quiero
ser yo quien cuide de mí, tener el control, y por tanto me iré a África, llena
de gente negra, y seré parte de ese otro mundo, de esta vida negra”. Existía el
racismo incluso entre ellos; entre personas con piel más oscura y la piel más
clara, entre los que habían estudiado y los que no.
¿Cómo lograste que los músicos interpretaran papeles en tu película?
Porque, al final, lo que rodaste no fue un documental.
Viví con ellos más de dos años y me
llevó algo de tiempo convencerlos. No era algo que se pudiera imponer.
Lo interesante de la película es que
todo se hizo en orden inverso: primero reuní los protagonistas, después busqué
las locaciones y por último escribí el guión. Todos se interpretan a sí mismos.
Las cosas que dicen son muy simples, incluso el argumento es muy sencillo.
Después de haber vivido en la isla cierto tiempo, rodar un documental ya no me
interesaba. Cualquier otro podía hacerlo. Lo que yo quería era hacer una
película sobre la música de Jamaica e incluir a todos sus protagonistas a
excepción de Bob Marley.
Por que ya era una gran estrella y se
habría convertido en una película sobre Marley. Le habría hecho sombra a los
otros músicos, que eran tan buenos como él o mejores, y eso era algo que yo no
deseaba. No tengo nada en contra de Marley pero creo firmemente que Burning
Spear era muy, muy grande, y lo mismo va sobre los demás músicos. Cada uno por
distintas razones. Conseguí que todos los buenos músicos formaran parte y creo
que capturé aquella música en su mejor momento.
¿Qué recibimiento obtuvo la película?
Tremendo, increíble. Se proyectó por
primera vez en el festival de cine de Los Ángeles, en un cine de 800 butacas.
Hubo tanta gente que se quedó con ganas de verla que se volvió a proyectar al
finalizar el festival. En Cannes se pasó la misma noche que Apocalypse Now, de
Coppola, y hubo incidentes. Miles de personas, policía a caballo, granaderos.
Mucha gente quería entrar en la sala, los boletos se habían agotado y se hizo
un desmadre. Al día siguiente estaba en primera plana de todos los periódicos.
A mi me intrigaba lo que pudiera decir la prensa francesa, incluso la
conservadora. La primera línea de la crítica en Le Monde decía “Rockers no es
una película, es una obra de arte. Tan buena que cuesta creerlo, y sin embargo
es real”.
¿A qué atribuyes su éxito?
El reggae se había convertido en un género
internacional, como la samba, la rumba y la música cubana, incluso un paso más
allá, llegando por primera vez a públicos de todas partes del mundo.
Después de la proyección, de
inmediato, se me empezó a tratar como mercancía interesante. Recibí propuestas
de Hollywood, pero mi cabeza ya estaba en otras cosas.
¿Hiciste dinero con la película?
Increíble, pero no. Nada de nada.
Hubo gente que si ganó mucho. Sólo por la música. Se dieron grandes problemas
al final, una vez hecho el film.
¿Qué pasó?
Las cosas se volvieron confusas.
Nadie tenía experiencia, ni el productor ni yo. Ninguno había hecho antes algo
como aquello, y nadie tenía ni idea de qué hacer. Los músicos pensaron que
simplemente se trataba de salir en una pequeña peliculita y no se preocuparon
de involucrarse en el proceso.
¿El proceso de hacer promoción?
La hicieron, pero no sacaron nada de
ella. No supieron sacar provecho de su aparición en el film. Por otra parte,
aunque hubieran sabido, creo que habrían hecho exactamente lo mismo. Créeme, es
hasta ahora, después de 30 años, cuando he empezado a ganar dinero de la
película. A través de los DVD´s. Después de todos estos años, un cheque me
llegó hace poco. Una suma pequeña, muy pequeña. Es algo ridículo. Y tampoco
obtuve dinero de la música. Cuando voy a Tower Records en Nueva York y veo
pilas y pilas de CD´s, pienso que otras personas se están embolsando lo que es
mío. Yo soy el productor de la banda sonora.
¿Cuánto costo hacer la película?
Unos 500.000 dólares. Conocí al
productor, un tipo joven a quien le había entrado la onda de hacer cine; creyó
en mí y empezamos a trabajar juntos. Le enseñe parte del material filmado y
dijo, “Adelante, haz lo que mejor te parezca”. Me dio el empujón para seguir
adelante. Desafortunadamente ya murió.
¿Mantuviste el contacto con la gente de la película?
La mayoría están muertos. La mitad de
ellos, asesinados. A Dirty Harry, por ejemplo, le mataron en Nueva York. Fue
dos años a la cárcel, probablemente por una pelea o drogas. No estoy seguro, no
quise preguntar. Le mataron a los seis meses de quedar libre. Por el contrario,
un amigo al que creía muerto está vivo. Hablamos por teléfono hace poco.
Siempre le pregunto, “¿Y tal persona está viva? ¿Tal otra está muerta?” La
mayoría dejó Jamaica.
¿Hiciste muchos amigos?
Estuve allí varios años, tenía que
hacer amigos, abrirme a todas las posibilidades. No tenía muchos, pero quería
que todo el mundo me conociera. Hubo una época en la que personas de Jamaica
venían a nuestra casa en Nueva York todos los días. Vivíamos cerca de Brooklyn,
donde también vivían los jamaicanos, pero quien fuera que se pasara por la
ciudad para un concierto, aparecía por la casa.
¿Respetaban lo que estabas haciendo?
Todos piensan que hice mucho dinero
con la película. Bueno quizá no todos, pero es difícil convencerles de que no
obtuve ni un centavo.
Si alguien escuchara el título hoy, no pensaría que se trata de un film
sobre jamaicanos.
El termino Rockers fue muy popular
durante el punto cúspide del reggae. Había surgido un nuevo y sofisticado
sonido gracias a los nuevos sistemas de percusión. Sly Dunbar introdujo su
propio ritmo, en cierto modo. Más duro. Era una palabra que entonces se oía
mucho: “Rock Steady, Rockers”. El título lo escogió el productor. El diseño
gráfico fue obra mía, al igual que el póster. Lo hice todo yo mismo por que no
había nadie más.
¿Quién escribió el guión?
Yo lo hice.
¿Fumabas mucha mota?
Claro.
¿Y qué tal era la hierba jamaicana?
Horrible. Peor que la de Nueva
York.