lunes, 1 de septiembre de 2014

Rockers la Película. Entrevista a Ted Bafaloukos

Love and Rockers
Ted Bafaloukos nos enseño todo lo que sabemos sobre Jamaica
                                                                     Entrevista por: Tassos Breakoulakis, retrato por Freddie E.  Fotos de Theodoro Bafaloukos

Theodoros Bafaloukos escribió y dirigió Rockers, el film que por su propia cuenta, hizo algo interesante de Jamaica y el reggae para los blancos que se la pasaban tirados en el sillón, sus hijos mariguanos y algunos cuantos punks británicos con guitarras. Hoy, Ted no es tan reclusivo, pero si mas aislado, pasando la mayoría de su tiempo en la casa de su infancia, en la alejada isla griega de Andros. Treinta años después, hicimos el viaje para esta, su primera entrevista impresa.  Adicionalmente a los guiones y películas, bafaloukos también fue diseñador de producción de tres directores ganadores del premio Oscar (Barry Levinson, Errol Morris y Jonathan Demme) y ha ayudado a concebir muchos videos musicales, incluyendo ese de Aerosmith donde Alicia Silversone salta en bungee desde un puente y luego le pinta un dedo a Stephen Dorff.
Después de un breve tour de su casa, cientos de pinturas e imágenes de serpientes adornan las paredes, se sentó con nosotros y hojeo algunos álbunes fotográficos. Muchos de cuando filmo Rockers. Todo un tesoro de archivo.
¿Cómo llegaste a Jamaica?
Fui en 1975 como un fotógrafo freelance para Island Records con un amigo, un tipo que estaba metido en la escena del reggae. Tomamos fotos de caras alrededor de la isla. Fue interesante y emocionante. También fue divertido porque me arrestaron por ser espía de la CIA.
Oh, no ¿Qué sucedió?
Fui a una estación de radio a hablar con alguien de la comunidad. Quería pedirle equipo y ayuda para grabar un documental, que era lo que originalmente quería hacer allá. Iba en un carro con un amigo, el conducía, cuando de repente, de la nada un hombre mete su mano por la ventana, toma mi cuadernillo del bolsillo en mi pecho y corre a un edificio gritando “¡CIA, CIA!”. Bajé y corrí tras él, cuando regresé, mi amigo había desaparecido del carro. Sentí miedo. Me encontré completamente solo y rodeado por extraños. Los amigos que se habían ido me dijeron después que se habían ido aterrorizados. Hablamos de un tiempo en el que el miedo reinaba y todos vivían atemorizados.
¿Cuándo intervino la policía?
 Aparecieron dos Jeeps, llenos de policías, algunos uniformados, otros se veían solo como rompe-bocas. Los que se veían más malos bajaron con Uzis y me arrestaron. Me subieron al Jepp y me pasearon por las calles a baja velocidad para que pudieran ver que habían arrestado a un agente de la CIA. Me llevaron a la estación de policía, donde resultó obvio que no tenían idea que hacer conmigo. Así que me llevaron con otra persona, que me entrevistó.
¿Una entrevista?
Un interrogatorio. Cuando entré en el cuarto, el interrogador estaba sentado detrás de un escritorio con mi cuadernillo junto a él. Me acerqué, levanté el cuadernillo y me lo guarde en el bolsillo.
Huevos. ¿Qué había en el cuadernillo?
Las direcciones de todas las personas que había conocido en la isla, la mayoría músicos. Les había prometido enviarles fotografías cuando regresara a Estados Unidos, lo cual posteriormente hice.
¿Te liberaron inmediatamente?
Después de que deje el cuaderno en mi bolsillo, el tipo no hizo nada.  
Le respondí sus preguntas pero el tipo no sabia ni que preguntarme. Probablemente hizo algunas llamadas telefónicas y se dio cuenta que todo era un error.
Viendo tus fotos de la época, la verdad es que tenías más aspecto de protagonista de una película porno zapatista que de agente de la CIA. 
¿Por qué? ¿Qué aspecto tiene un agente de la CIA? (risas) Yo tenia pasaporte griego, y eso me hacia aun mas sospechoso. Se lo llevaron y me dejaron allí durante lo que me pareció una eternidad. Vino otro tipo para interrogarme pero, de nuevo, esto no llevó a nada, serian las 10 o las 11 de la noche cuando, de repente, un tipo blanco apareció y dijo, “Vete, sólo lárgate”. Yo le pregunté, “¿Donde esta mi pasaporte?” y el respondió, “Que te largues de aquí”. Así que me fui.  Me dirigí a la casa que estaba compartiendo y allí estaban todos: mi amigo, Augustus Pablo, toda la pandilla. Todos más jóvenes que yo. Me miraron asustados, como si hubiera vuelto de entre los muertos. Básicamente, lo que me dijeron fue, “Perdón, pero esta noche vendrán a matarte y no queremos estar cerca de aquí”.
¿Y no te estaban jodiendo?
 No para nada. Cosas así sucedían normalmente.
Es una imagen de Jamaica totalmente diferente a la que ofreces en Rockers.
Debido al éxito de Bob Marley existía la idea de que todo iba sobre ruedas. Incluso para el reggae, la realidad era otra, mucho mas dura. Y más dura aun para un tipo blanco en medio de todo aquello. Viví allí dos años antes de empezar a filmar. Los jamaicanos que vivían en los ghettos de Kingston eran gente inocente viviendo vidas comunes, y esto era exactamente lo que yo quería capturar en el film: una imagen más realista de quienes eran y quienes deseaban ser. Algo como Robin Hood. Jamaica era un mundo de fantasía en el que la realidad como la conocíamos no podía existir.
¿A que grado?
 Estas personas vivían en un entorno que les separaba del mundo real. No tenían ningún sitio donde ir, y raras veces alguien a quien podían llamar “papá”. Sólo hombres que tenían relaciones con mujeres. No había una verdadera estructura familiar. En la mayoría de los casos los niños no eran reconocidos, y aunque crecieras con una madre no disponías de apoyo de ningún tipo, porque el entorno era realmente duro. Todo el mundo intentaba ganarse la vida como podía, a duras penas, y para los niños era prácticamente imposible que de una situación así surgiera otra cosa que no fuera tolerancia hacia la violencia y una mentalidad pandillera. Pero hay que destacar que también había mucha gente que vivía en esas condiciones de forma pacifica y productiva. Eso es importante.
¿Qué le pareció Jamaica a alguien de Andros y Nueva York?
Realmente exótica. Una experiencia inusual.
¿Aun más inusual que Nueva York? Lo digo porque tú naciste en un pequeño pueblo griego, muy distinto a la Gran Manzana.
Me mudé de Andros a Atenas a los 17 años. Dejé esta misma casa. La mesa en que nos sentamos es la misma que tenia entonces. Fui afortunado, mi padre era un hombre abierto de miras y me aconsejó, sin meterme presión, que me inscribiera en la Escuela de Diseño de Rhode Island, una de las más destacadas del mundo.
¿Cuándo fue eso?
Entre 1964 y 1968. La época del sexo, las drogas y el rocanrol. Después de estudiar, volví a Grecia, durante la junta para servir en el ejército. Durante ese tiempo me casé con Eugenie. Este año nuestros 39 de casados. Después de mi descarga del ejército nos fuimos a Minnesota, después tomamos nuestras cosas y nos mudamos a Nueva York. Nos hicimos bohemios. Vivíamos en Tribeca, en un edificio abandonado.
¿Cómo te ganabas la vida?
Trabaje en varias cosas de freelancer y Eugenie en la industria textil, como diseñadora. Básicamente me mantenía ocupado reparando el edificio y desempeñando distintas labores ocasionales. Trabajaba de fotógrafo cuando la revista New York me encargó un retrato de un joven Jamaicano que iba a tocar en el Tropical Cove, un local bastante culero de Brooklyn. Fui allí y apareció Augustus Pablo tocando una melódica. Me quedé hipnotizado. Fue el primer jamaicano al que conocí.
¿Qué sabías entonces del reggae?
 Había oído por casualidad a Bob Marley en 1974, cuando todavía estaba con los Wailers. De camino a Minnesota, Eugene y yo nos detuvimos unos días en Chicago para visitar a una amiga. Una noche dijo, “Vamos a ir a un club en el que hay música interesante”. Era Bob Marley. Fue un concierto increíble.
¿Qué música escuchabas?
Muchas cosas. Sobre todo rock y R&B. Mi esposa tenía dos hermanos que tocaban la guitarra. Y mucho blues, por supuesto. Si en mi corazón sólo hubiera espacio para un tipo de música, sería el blues. Todo comenzó de un modo, digamos, extraño, a través de mi pasión por la Rebetika.
La Rebetika, esa forma griega de blues.
Lo que me pasó con la rebetika y el blues me volvió a pasar con la música de Bob Marley. Ya conocía el Rocksteady y el Ska, pero fue al escuchar a Augustus Pablo cuando me di cuenta de que había allí algo muy profundo, algo que estaba por encima, más allá de lo que se escuchaba. El reggae tenía profundidad musical y una gran variedad de sonidos. Si te fijas en el reggae que se hizo de finales de los 60´s y a principios de los 70´s, no creerías que sus autores fueron unos tipos de veinte años, siempre los mismos. Ska, Rocksteady, Reggae, Rocker, Dub… Todos los géneros emergieron simultáneamente y de manos de un mismo puñado de músicos.
¿Siempre eran las mismas personas?
La gente que generó el ska también generó el reggae. No eran más que dos o tres bateristas, guitarristas y bajistas. La calidad de los cantantes, su habilidad para inspirar a los músicos, era un factor crucial. El sonido estaba ahí; lo único que faltaba eran los pequeños 45 rpm, que tenían que cortarse tan rápidamente como fuese posible –en dos horas, o incluso en media hora-, de manera que los costos se mantuvieran en lo mínimo. Las grabaciones se hacían en estudios rudimentarios, las nuevas canciones se probaban en sesiones de baile al aire libre durante los fines de semana, y los músicos viajaban en furgonetas abarrotadas de amplificadores y bocinas enormes. Era música de consumo inmediato. Más tarde empezaron a grabar 45 rpm in situ, y a venderlos en unas pocas tiendas y mercados. Así funcionaba. También se vendían en Inglaterra. Y en Estados Unidos, en menor cantidad.
Inglaterra siempre estuvo abierta al reggae.
Si el hecho de que Jamaica hubiera sido colonia británica jugó un papel importante. Por una cuestión de pasaportes y permisos de residencia, para un jamaicano era más fácil entrar en Inglaterra que a los Estados Unidos. Y los ingleses habían absorbido el reggae en mayor grado. En esto, grupos como The Specials y The Selecter y sellos como 2 Tone fueron de gran importancia. También creo que el punk le debe mucho al reggae. Compartían la misma actitud. Esta es la razón de que se hicieran tantas versiones punk de temas reggae.
¿Era aquella una escena estrictamente local? ¿Estaba limitada a una especie de ghetto?
Era muy local. Podría llamársele ghetto, aunque en realidad no lo fuera.   
                   
En Jamaica, los ghettos eran barrios de bloques de edificios construidos unos al lado de otros, formándose patios entre ellos. Como Atenas en los años 20 y 30, o como los poblados africanos. En estos barrios se creaban estructuras sociales que funcionaban de forma separada al contexto mas amplio, y con esto me refiero al gobierno, la policía, el ejercito y el sistema judicial. Las estaciones de radio locales apenas programaban reggae. Ponían música soul y disco, igual que los clubes.
¿No apoyaban su propia escena?
No era su escena, porque nadie estaba haciendo dinero con ella. Los pocos que ganaban algo eran los propietarios de Sound Systems. De hecho, detrás de casi todas las primeras referencias estaban las mismas dos personas: Coxsone Dodd (del sello Studio One) y Duke Reid (de Treasure Isle). Las cosas cambiaron cuando el género comenzó a ganar terreno a nivel internacional; a mediados de los 70, el reggae, tal como lo conocíamos, desapareció. Resultaba imposible que las mismas personas estuvieran en tantos grupos. Sólo había músicos para cinco o seis bandas. Bob Marley se llevó consigo a algunos de los mejores. Los demás se marcharon a Nueva York y Londres. A finales de los 70 no quedaba nadie. Podría decirse que todo llegó a su fin con el One Love Peace Concert de 1978.
Es interesante que Rockers no ponga atención a ingredientes tan jamaiquinos como las palmeras y las playas. ¿Algún motivo en especial para hacer esto?
Lo hice a propósito. Mi intención con la película era muy simple; desde el principio pensé en ella como en una canción, y la cuestión no era qué incluir, sino qué dejar fuera. Tenia que escoger. En una película no cabe todo. Cuando mi abuela, que nunca fue a la escuela y era una mujer grandiosa, me veía dibujar de niño, decía “Esto está demasiado saturado” si había incluido demasiados elementos. En este caso intenté mantenerme dentro de un cierto marco de trabajo y no verme aq mi mismo como un cineasta sino, en términos más amplios, como un artista.
¿Confiabas en que la película sería un éxito?
Sentía que el film iba a ser excepcional, pero al mismo tiempo tenía mi mente fija en terminarlo. Durante el rodaje podía suceder cualquier cosa y todo el proyecto se iría a la chingada. Un día un niño podía jalar el gatillo y matar a otro – estamos hablando de Kingston, un sitio en el que 600 niños fueron asesinados ese año- y eso sería el desastre. Sería el fin. Gran parte de la población moría asesinada, la mayoría de las veces sin motivo aparente.
¿Bajo que circunstancias se daban estos asesinatos?
Guerra de pandillas, pero es que las pistolas estaban por todos lados. Lo creas o no, la policía no hacia nada por controlar el número de armas en las calles. Llevar una pistola se consideraba algo cool, e incluso ciertos políticos se hacían acompañar de un verdadero ejército de cabrones armados. El máximo temor lo provocaban los niños de 11 y 12 años. No podía saberse qué harían a continuación, si te iba a pegar un tiro por puro gusto. Vivía cada día con miedo de que asesinaran a un actor o alguien del equipo.
¿Dirías que la escena hip-hop contemporánea recuerda aquella?
Realmente no. A las personas que vivían allí y hacían música les aterraban las armas. Nadie las utilizaba. No eran idiotas, ¿sabes? Lo que me hace ver como un héroe a Bob Marley es que regresó a Jamaica e intento ayudar a establecer algo de orden. Por supuesto, no era algo que podría hacer él solo, y no todo el mundo estaría de acuerdo. Hubo reacciones muy diferentes por parte de la gente de la calle; aun así, sus esfuerzos para lograr una tregua y que reinara la paz rindieron fruto. La violencia cesó durante un año. Después empezó de nuevo, y antes de finales de año los líderes de ambas bandas armadas estaban muertos. Y entonces entró en escena la cocaína.
¿Sustituyó a la mota?
La hierba seguía ahí, pero fue la cocaína la que mató y devastó. Había muchísimo dinero en juego; la gente se volvió agresiva. Se mataban unos a otros. Pero aún era posible encontrar la gente más dulce e interesante, una fábrica de expresiones en un espacio de lo más diminuto. Ahora no estoy hablando de Kingston, sino de las casuchas pobres que se construían, más a la manera de las favelas que a la de los ghettos. Era en estos lugares aquí y allá donde vivían los músicos Rasta.
¿Quiénes son exactamente los Rasta?
Reggae y Rasta van de la mano y se transformaron en una sola cosa. Se convirtieron en la razón de que para cada hombre joven de Kingston fuese posible decir, “Si, ahora tengo una bandera, tengo una nación, un Dios; y a ustedes los blancos, que se los lleve la verga”. Marcus Garvey fue una figura clave en todo esto. Garvey intentó organizar a la población negra y persuadirla de que regresara a África. “El hombre negro no es el hombre blanco; el hombre negro pertenece a África”.
El Racismo era frecuente.
Decididamente sí. A mi me dijeron, “Griego, no queremos nada de ti porque nada de lo que nos ofreces es tuyo. Esta es mi vida, y mi vida es negra; con tus intenciones no puedes mejorarla. Quiero ser yo quien cuide de mí, tener el control, y por tanto me iré a África, llena de gente negra, y seré parte de ese otro mundo, de esta vida negra”. Existía el racismo incluso entre ellos; entre personas con piel más oscura y la piel más clara, entre los que habían estudiado y los que no.
¿Cómo lograste que los músicos interpretaran papeles en tu película? Porque, al final, lo que rodaste no fue un documental.
Viví con ellos más de dos años y me llevó algo de tiempo convencerlos. No era algo que se pudiera imponer. 
Lo interesante de la película es que todo se hizo en orden inverso: primero reuní los protagonistas, después busqué las locaciones y por último escribí el guión. Todos se interpretan a sí mismos. Las cosas que dicen son muy simples, incluso el argumento es muy sencillo. Después de haber vivido en la isla cierto tiempo, rodar un documental ya no me interesaba. Cualquier otro podía hacerlo. Lo que yo quería era hacer una película sobre la música de Jamaica e incluir a todos sus protagonistas a excepción de Bob Marley.
¿Por qué no lo quisiste en la película?
Por que ya era una gran estrella y se habría convertido en una película sobre Marley. Le habría hecho sombra a los otros músicos, que eran tan buenos como él o mejores, y eso era algo que yo no deseaba. No tengo nada en contra de Marley pero creo firmemente que Burning Spear era muy, muy grande, y lo mismo va sobre los demás músicos. Cada uno por distintas razones. Conseguí que todos los buenos músicos formaran parte y creo que capturé aquella música en su mejor momento.
¿Qué recibimiento obtuvo la película?
Tremendo, increíble. Se proyectó por primera vez en el festival de cine de Los Ángeles, en un cine de 800 butacas. Hubo tanta gente que se quedó con ganas de verla que se volvió a proyectar al finalizar el festival. En Cannes se pasó la misma noche que Apocalypse Now, de Coppola, y hubo incidentes. Miles de personas, policía a caballo, granaderos. Mucha gente quería entrar en la sala, los boletos se habían agotado y se hizo un desmadre. Al día siguiente estaba en primera plana de todos los periódicos. A mi me intrigaba lo que pudiera decir la prensa francesa, incluso la conservadora. La primera línea de la crítica en Le Monde decía “Rockers no es una película, es una obra de arte. Tan buena que cuesta creerlo, y sin embargo es real”.
¿A qué atribuyes su éxito?
El reggae se había convertido en un género internacional, como la samba, la rumba y la música cubana, incluso un paso más allá, llegando por primera vez a públicos de todas partes del mundo.
Después de la proyección, de inmediato, se me empezó a tratar como mercancía interesante. Recibí propuestas de Hollywood, pero mi cabeza ya estaba en otras cosas.
¿Hiciste dinero con la película?
Increíble, pero no. Nada de nada. Hubo gente que si ganó mucho. Sólo por la música. Se dieron grandes problemas al final, una vez hecho el film.
¿Qué pasó?
Las cosas se volvieron confusas. Nadie tenía experiencia, ni el productor ni yo. Ninguno había hecho antes algo como aquello, y nadie tenía ni idea de qué hacer. Los músicos pensaron que simplemente se trataba de salir en una pequeña peliculita y no se preocuparon de involucrarse en el proceso.
¿El proceso de hacer promoción?
La hicieron, pero no sacaron nada de ella. No supieron sacar provecho de su aparición en el film. Por otra parte, aunque hubieran sabido, creo que habrían hecho exactamente lo mismo. Créeme, es hasta ahora, después de 30 años, cuando he empezado a ganar dinero de la película. A través de los DVD´s. Después de todos estos años, un cheque me llegó hace poco. Una suma pequeña, muy pequeña. Es algo ridículo. Y tampoco obtuve dinero de la música. Cuando voy a Tower Records en Nueva York y veo pilas y pilas de CD´s, pienso que otras personas se están embolsando lo que es mío. Yo soy el productor de la banda sonora.
¿Cuánto costo hacer la película?
Unos 500.000 dólares. Conocí al productor, un tipo joven a quien le había entrado la onda de hacer cine; creyó en mí y empezamos a trabajar juntos. Le enseñe parte del material filmado y dijo, “Adelante, haz lo que mejor te parezca”. Me dio el empujón para seguir adelante. Desafortunadamente ya murió.
¿Mantuviste el contacto con la gente de la película?
La mayoría están muertos. La mitad de ellos, asesinados. A Dirty Harry, por ejemplo, le mataron en Nueva York. Fue dos años a la cárcel, probablemente por una pelea o drogas. No estoy seguro, no quise preguntar. Le mataron a los seis meses de quedar libre. Por el contrario, un amigo al que creía muerto está vivo. Hablamos por teléfono hace poco. Siempre le pregunto, “¿Y tal persona está viva? ¿Tal otra está muerta?” La mayoría dejó Jamaica.
¿Hiciste muchos amigos?
Estuve allí varios años, tenía que hacer amigos, abrirme a todas las posibilidades. No tenía muchos, pero quería que todo el mundo me conociera. Hubo una época en la que personas de Jamaica venían a nuestra casa en Nueva York todos los días. Vivíamos cerca de Brooklyn, donde también vivían los jamaicanos, pero quien fuera que se pasara por la ciudad para un concierto, aparecía por la casa.
¿Respetaban lo que estabas haciendo?
Todos piensan que hice mucho dinero con la película. Bueno quizá no todos, pero es difícil convencerles de que no obtuve ni un centavo.
Si alguien escuchara el título hoy, no pensaría que se trata de un film sobre jamaicanos.
El termino Rockers fue muy popular durante el punto cúspide del reggae. Había surgido un nuevo y sofisticado sonido gracias a los nuevos sistemas de percusión. Sly Dunbar introdujo su propio ritmo, en cierto modo. Más duro. Era una palabra que entonces se oía mucho: “Rock Steady, Rockers”. El título lo escogió el productor. El diseño gráfico fue obra mía, al igual que el póster. Lo hice todo yo mismo por que no había nadie más.
¿Quién escribió el guión?
Yo lo hice.
¿Fumabas mucha mota?
Claro.
¿Y qué tal era la hierba jamaicana?

Horrible. Peor que la de Nueva York.