Pieza 6:
La Megapolítica y los enanos.
La Megapolítica y los enanos.
La figura 6 se construye dibujando un garabato.
Antes dijimos que los Estados Nacionales
son atacados por los centros financieros y "obligados" a disolverse
dentro de las megápolis. Pero el neoliberalismo no sólo opera su guerra
"uniendo" naciones y regiones. Su estrategia de DESTRUCCIÓN /
DESPOBLAMIENTO y RECONSTRUCCIÓN / REORDENAMIENTO produce una o varias fracturas
en los Estados Nacionales.
Esta es la paradoja de la IV Guerra
Mundial: hecha para eliminar fronteras y "unir" naciones, lo que va
dejando tras de sí es una multiplicación de las fronteras y una pulverización
de las naciones que perecen en sus garras. Más allá de los pretextos,
ideologías o banderas, la actual dinámica MUNDIAL de quiebre de la unidad de
los Estados Nacionales responde a una política, igualmente mundial, que sabe
que puede ejercer mejor su poder, y crear las condiciones óptimas para su
reproducción, sobre las ruinas de los Estados Nacionales.
Si alguien tuviera alguna duda sobre este
caracterizar al proceso de globalización como una guerra mundial, debería
desecharla al hacer cuentas de los conflictos que provocaron y han sido
provocados por los colapsos de algunos Estados Nacionales. Checoslovaquia,
Yugoslavia, la URSS, son muestras de la profundidad de estas crisis que dejan
hechos añicos no sólo los fundamentos políticos y económicos de los Estados
Nacionales, también las estructuras sociales. Slovenia, Croacia y Bosnia,
además de la presente guerra dentro de la federación Rusa con Chechenia de
escenario, no marcan sólo el destino de la trágica caída del campo socialista
en los fatídicos brazos del "mundo libre", en todo el mundo este
proceso de fragmentación nacional se repite en escala e intensidad variables.
Hay tendencias separatistas en el Estado Español (País Vasco, Cataluña y
Galicia), en Italia (Padua), en Bélgica (Flandes), en Francia (Córcega), en el
Reino Unido (Escocia y el País de Gales), y en Canadá (Québec). Y hay más
ejemplos en el resto del mundo.
Ya nos referimos al proceso de
construcción de las megápolis, ahora hablamos de la fragmentación de países.
Ambos procesos se dan sobre la destrucción de los Estados Nacionales. ¿Se trata
de dos procesos paralelos, independientes? ¿Dos facetas del proceso de
globalización? ¿Son síntomas de una megacrisis aún por estallar? ¿Meros hechos
aislados?
Pensamos que se trata de una contradicción
inherente al proceso de globalización, una de las esencias del modelo
neoliberal. La eliminación de fronteras comerciales, la universalidad de las
telecomunicaciones, las superautopistas de la informática, la omnipresencia de
los centros financieros, los acuerdos internacionales de unidad económica, en
fin, el proceso de globalización en su conjunto produce, al liquidar los
Estados Nacionales, una pulverización de los mercados internos. Éstos no
desaparecen o se diluyen en los mercados internacionales, sino que consolidan
su fragmentación y se multiplican.
Sonará contradictorio, pero la
globalización produce un mundo fragmentado, lleno de pedazos aislados unos de
otros (y no pocas veces enfrentados entre sí). Un mundo lleno de compartimentos
estancos, comunicados apenas por frágiles puentes económicos (en todo caso tan
constantes como la veleta de viento que es el capital financiero). Un mundo de
espejos rotos reflejando la inútil unidad mundial del rompecabezas neoliberal.
Pero el neoliberalismo no sólo fragmenta
el mundo que supone unir, también produce el centro político-económico que
dirige esta guerra. Y si, como señalamos antes, los centros financieros imponen
su ley (la del mercado) a naciones y a grupos de naciones, entonces deberíamos
redefinir los límites y alcances de la política, es decir, del quehacer
político. Conviene entonces hablar de la megapolítica, en ésta sería donde se decidiría el "orden
mundial".
Y cuando decimos "megapolítica"
no nos referimos al número de quienes en ella se mueven. Son pocos, muy pocos,
los que se encuentran en esta "megaesfera". La megapolítica globaliza
las políticas nacionales, es decir, las sujeta a una dirección que tiene
intereses mundiales (que por lo regular son contradictorios a los intereses
nacionales) y cuya lógica es la del mercado, es decir, la de la ganancia
económica.
Con este criterio economicista (y
criminal) se decide sobre guerras, créditos, compra y venta de mercancías,
reconocimientos diplomáticos, bloqueos comerciales, apoyos políticos, leyes de
migración, golpes de Estado, represiones, elecciones, unidades políticas
internacionales, rupturas políticas intranacionales, inversiones, es decir, la
supervivencia de naciones enteras.
El poder mundial de los centros
financieros es tan grande, que pueden prescindir de la preocupación por el
signo político de quien detente el poder en una nación, si es que se garantiza
que el programa económico (es decir, la parte que corresponde al megaprograma
económico mundial) no se altere. Las disciplinas financieras se imponen a los
distintos colores del espectro político mundial en cuanto se llega al gobierno
de una nación.
El gran poder mundial puede tolerar un
gobierno de izquierda en cualquier parte del mundo, siempre y cuando ese
gobierno no tome medidas que vayan en contra de las disposiciones de los
centros financieros mundiales. Pero de ninguna manera tolerará que una
alternativa de organización económica, política y social se consolide. Para la
megapolítica, las políticas nacionales son hechas por enanos que deben plegarse
a los dictados del gigante financiero. Así será, hasta que los enanos se
rebelen...
Aquí tiene usted la figura que representa la
"megapolítica". Comprenderá usted que es inútil tratar de encontrarle
una racionalidad y que, desenredando la madeja, nada quedará claro.
Pieza 7:
Las bolsas de resistencia.
Las bolsas de resistencia.
La
figura 7 se construye dibujando una bolsa.
"Para empezar, te ruego no confundir la
Resistencia con la oposición política. La oposición no se opone al poder sino
a un gobierno, y su forma lograda y completa es la de un partido de
oposición; mientras que la resistencia, por definición (ahora sí), no puede
ser un partido: no está hecha para gobernar a su vez, sino para...
resistir."
Tomás
Segovia. "Alegatorio". México, 1996.
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La aparente infalibilidad de la
globalización choca con la terca desobediencia de la realidad. Al mismo tiempo
que el neoliberalismo lleva adelante su guerra mundial, en todo el planeta se
van formando grupos de inconformes, núcleos de rebeldes. El imperio de las
bolsas financieras enfrenta la rebeldía de las bolsas de resistencia.
Sí, bolsas. De todos los tamaños, de
diferentes colores, de las formas más variadas. Su única semejanza es su
resistirse al "nuevo orden mundial" y al crimen contra la humanidad
que conlleva la guerra neoliberal.
Al tratar de imponer su modelo económico,
político, social y cultural, el neoliberalismo pretende subyugar a millones de
seres, y deshacerse de todos aquellos que no tienen lugar en su nuevo reparto
del mundo. Pero resulta que estos "prescindibles" se rebelan y
resisten contra el poder que quiere eliminarlos. Mujeres, niños, ancianos,
jóvenes, indígenas, ecologistas, homosexuales, lesbianas, seropositivos,
trabajadores y todos aquellos y aquellas que no sólo "sobran", sino
que también "molestan" al orden y el progreso mundiales, se rebelan,
se organizan y luchan. Sabiéndose iguales y diferentes, los excluidos de la
"modernidad" empiezan a tejer las resistencias en contra del proceso
de destrucción / despoblamiento y reconstrucción / reordenamiento que lleva
adelante, como guerra mundial, el neoliberalismo.
En México, por poner un ejemplo, el
llamado "Programa de desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec"
pretende construir un moderno centro internacional de distribución y ensamble
de mercancías. La zona de desarrollo abarca un complejo industrial en el que se
refina la tercera parte del crudo mexicano y se elabora el 88% de los productos
petroquímicos. Las vías de tránsito interoceánico consistirán en carreteras,
una ruta fluvial aprovechando el tendido natural de la zona (río Coatzacoalcos)
y, como eje articulador, la línea del ferrocarril transístmico (a cargo de 5
empresas, 4 de EU y 1 de Canadá). El proyecto sería zona ensambladora bajo el
régimen de maquiladoras. Dos millones de pobladores del lugar pasarían a ser
estibadores, controladores de paso o maquiladores. (Ana
Esther Ceceña. "El Istmo de Tehuantepec: frontera de la soberanía
nacional". "La Jornada del Campo" 28 de mayo 1997.) También
en el sureste mexicano, en la selva Lacandona, se echa a andar el
"Programa de Desarrollo Regional Sustentable para la Selva
Lacandona". Su objetivo real es poner a disposición del capital las
tierras indígenas que, además de ser ricas en dignidad e historia, también lo
son en petróleo y uranio.
El resultado previsible de estos proyectos
será, entre otros, la fragmentación de México (separando al sureste del resto
del país). Además, y ya que de guerras hablamos, los proyectos tienen
implicaciones contrainsurgentes. Forma parte de una pinza para liquidar la
rebeldía antineoliberal que explotó en 1994. En medio quedan los indígenas
rebeldes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
(Ya en el tema de indígenas rebeldes
conviene un paréntesis: los zapatistas piensan que, en México (ojo: en México)
la recuperación y defensa de la soberanía nacional es parte de una revolución
antineoliberal. Paradójicamente, el EZLN es acusado de pretender la
fragmentación de la nación mexicana. La realidad es que los únicos que han hablado
de separatismo son los empresarios del estado de Tabasco (rico en petróleo) y
los diputados federales chiapanecos que pertenecen al PRI. Los zapatistas
piensan que es necesaria la defensa del Estado Nacional frente a la
globalización, y que los intentos de partir a México en pedazos vienen del
grupo gobernante y no de las justas demandas de autonomía para los pueblos
indios. El EZLN, y lo mejor del movimiento indígena nacional, no quieren que
los pueblos indios se separen de México, sino ser reconocidos como parte del
país con sus especificidades. No sólo eso, quieren un México con democracia,
libertad y justicia. Las paradojas siguen, porque mientras el EZLN lucha por la
defensa de la soberanía nacional, el Ejército Federal Mexicano lucha contra esa
defensa y defiende a un gobierno que ha destruido ya las bases materiales de la
soberanía nacional y ha entregado el país, no sólo al gran capital extranjero,
también al narcotráfico).
Pero no sólo en las montañas del sureste
mexicano se resiste y se lucha contra el neoliberalismo. En otras partes de
México, en la América Latina, en los Estados Unidos y el Canadá, en la Europa
del Tratado de Masstrich, en el África, en el Asia, y en Oceanía, las bolsas de
resistencia se multiplican. Cada una de ellas tiene su propia historia, sus
diferencias, sus igualdades, sus demandas, sus luchas, sus logros. Si la
humanidad tiene todavía esperanzas de supervivencia, de ser mejor, esas
esperanzas están en las bolsas que forman los excluidos, los sobrantes, los
desechables.
Hay, a no dudarlo, más piezas del
rompecabezas neoliberal. Por ejemplo: los medios de comunicación, la cultura,
la polución, las pandemias. Aquí sólo hemos querido mostrarle el trazo de 7 de
ellas.
Estas 7 bastan para que usted, después de
dibujarlas, colorearlas y recortarlas, se dé cuenta que es imposible armarlas
juntas. Y éste es el problema del mundo que la globalización ha pretendido
rearmar: las piezas no encajan.
Por esto, y por otras razones que no
vienen al espacio de este texto, es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo
donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos...
Desde
las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante
Insurgente Marcos
P.D. QUE CUENTA SUEÑOS QUE EL AMOR ANIDA.-
Reposa la mar a mi lado. Comparte desde hace tiempo angustias, incertidumbres y
no pocos sueños, pero ahora duerme conmigo la caliente noche de la selva. Yo
miro su trigo agitado en el sueño y me maravillo de nuevo al encontrarla a ella
como es ley: tibia, fresca y a mi lado. La asfixia me saca del lecho y toma mi
mano y la pluma para traer al Viejo Antonio hoy, como hace años...
He pedido al Viejo Antonio que me acompañe
en una exploración río abajo. No llevamos más que un poco de pozol para comer.
Durante horas seguimos el caprichoso cauce y el hambre y el calor aprietan.
Toda la tarde la pasamos tras una piara de jabalíes. Casi anochece cuando le
damos alcance, pero un enorme censo (puerco de monte) se desprende del grupo y
nos ataca. Yo saco a relucir todos mis conocimientos militares, dejo tirada mi
arma y me trepo al árbol más cercano. El Viejo Antonio queda inerme ante el
ataque, pero en lugar de correr, se pone tras una maraña de bejucos. El
gigantesco jabalí arremete de frente y con toda su fuerza, pero queda atrapado
entre las lianas y las espinas. Antes de que pueda librarse, el Viejo Antonio
levanta su vieja chimba y, de un tiro en la cabeza, resuelve la cena de ese
día.
Ya en la madrugada, cuando he terminado de
limpiar mi moderno fusil automático (un M-16, calibre 5.56 mm, con selector de
cadencia y alcance efectivo de 460 metros, además de mira telescópica, bipie y
cargador de "drum" con 90 tiros), escribo en mi diario de campaña y,
omitiendo todo lo sucedido, sólo anoto: "Topamos
puerco y A. mató una pieza. Altura 350 msnm. No llovió".
Mientras esperamos que se cueza la carne,
le cuento al Viejo Antonio que la parte que me toca servirá para las fiestas
que se preparan en el campamento. "¿Fiestas?",
me pregunta mientras atiza el fuego. "Sí",
le digo, "No importa el mes, siempre hay algo que
celebrar.". Después sigo con lo que yo supuse era una brillante
disertación sobre el calendario histórico y las celebraciones zapatistas. En
silencio escucha el Viejo Antonio y, suponiendo que no le interesa, me acomodo
para dormir.
Entre sueños miró al Viejo Antonio tomar
mi cuaderno y escribir algo. En la mañana, repartimos la carne después del
desayuno y cada uno toma su camino. Ya en nuestro campamento, reporto al mando
y le muestro la bitácora para que sepa lo ocurrido. "Esta
no es tu letra", me dice mientras me muestra la hoja del cuaderno. Ahí,
al final de lo que yo anoté ese día, el Viejo Antonio había escrito con letras
grandes:
"Si
no puedes tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el
enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la
victoria, pero en la lucha toda sólo la razón vence. El poderoso nunca podrá
sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la
razón".
Y más abajo, con letra muy pequeña: "Felices fiestas".
Ni para qué decirlo, se me quitó el
hambre. Las fiestas, como siempre, estuvieron bien alegres. "La del moño
colorado" estaba todavía, felizmente, muy lejos del "hit parade"
de los zapatistas...
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